domingo, 29 de junio de 2014

Improvisación vocal para el autismo


La musicoterapia para el autismo tiene como objetivo el fomentar la autopercepción y la percepción del yo-otros, llevando a una interacción social más abierta. La terapia estimula y desarrolla el uso comunicativo de la voz y el diálogo preverbal con el otro, estableciendo significado y relación para facilitar el desarrollo del lenguaje. El paciente se puede beneficiar además de una mejor tolerancia al sonido y de la capacidad la comunicación bidireccional, además de recibir atención y satisfacer otras necesidades emocionales en el proceso terapéutico.



De las diversas intervenciones posibles, parece ser que las que consisten en improvisación musical en sesiones individuales son las más convenientes. La improvisación vocal tiene un valor especial ya que estimula el uso de la voz en la comunicación con el otro y no requiere coordinación motora ni aprendizaje previo para poder manejar un instrumento musical.

miércoles, 4 de junio de 2014

Música para todos


Una de las cosas que más expectación genera a los participantes de una sesión de musicoterapia para crecimiento personal es las actividades de musicoterapia participativa en las que ellos mismos hacen música. Hacer música, tocando un instrumento, cantando, componiendo, es una actividad que genera bienestar. Tanto la práctica musical individual como en grupo tienen muchos beneficios y son muy placenteras.

El placer de interpretar música se intentó convertir en el siglo XVIII en un lujo reservado a las personas iniciadas en la práctica instrumental, a aquellos dispuestos a hacer un pequeño sacrificio y aprender primero a manejar un instrumento musical para poder hacer música con él después.

No se discuten aquí los beneficios del aprendizaje de un instrumento: mejor coordinación motora, entrenamiento de la tolerancia a la frustración, el estímulo de ser testigo del propio progreso. Sólo se reflexiona sobre el hecho de que quien no estaba dispuesto a hacer ese pequeño sacrificio, se perdía una experiencia muy gratificante.

Con los avances tecnológicos ya en el siglo XX surgieron instrumentos musicales que tocaban solos, o casi solos, dando al intérprete parte del placer de tocar un instrumento sin tener que hacer ningún esfuerzo. Pensemos en los pianos digitales que tocan melodías con sólo apretar un botón. O inventos más complejos como el juego Guitar Hero, en el que se simula tocar una guitarra eléctrica.

Pero sin tener que recurrir a tanta tecnología, y para hacer que los no músicos saboreen el placer que produce hacer música, y sobre todo hacer música en grupo, en una sesión de musicoterapia podemos utilizar ciertas partituras de música contemporánea, que sin recursos de virtuosismo permiten participar del hacer música a personas sin conocimientos de lenguaje musical o de manejo de instrumentos musicales.

El usar música ya compuesta sirve también en un grupo que se está iniciando y se estanca en la improvisación instrumental con instrumentos de percusión sencillos y voz. La partitura puede servir como primera experiencia en la interpretación musical y como guía para futuras improvisaciones.

También se puede adaptar música compuesta de periodos anteriores, adaptando la notación musical o los recursos empleados en la sesión de musicoterapia para la instrumentación y el aprendizaje de la partitura.